

Este 2024 cierra con cifras alarmantes en relación a los efectos implacables que el cambio climático ha desencadenado sobre la Tierra. A los científicos les preocupa en gran medida la frecuencia e intensidad de las olas de calor que se han desatado en el interior de los océanos, situación que ha puesto en jaque a las especies más vulnerables a las altas temperaturas como son las barreras coralinas.
Según datos recientes de la Organización Meteorológica Mundial, los primeros días de junio y julio de 2024 fueron unos de los más calurosos que se han registrado a lo largo del siglo. Esta situación repentina e imprevista , que llegó a picos extremos en el Atlántico nororiental, especialmente en la zona del Estrecho de Gibraltar, ha puesto a la diversidad del mar bajo amenaza.
Para la organización científica no gubernamental Mercator Ocean International, la ola de calor atmosférica que aconteció en el hemisferio norte y los cambios bruscos de temperatura que tienen lugar en los océanos regionales, pueden crear condiciones para que tenga lugar un fuerte calentamiento de los océanos durante un largo período de tiempo que pueden llegar a ser semanas, meses e incluso hasta años. Un escenario que tiene como factor de origen el aumento de los gases de efecto invernadero .
Los científicos explican que estas olas de calor intraoceánicas tienen lugar como consecuencia de que, el 90% aproximadamente, del exceso de calor generado en el mundo a causa del cambio climático se ha almacenado en el océano. Ante este escenario que despierta gran alarma, aún se cree que lo peor para el océano en cuanto a suba de temperaturas, no ha llegado aún. A los expertos les preocupa, puntualmente, como estas olas de calor puedan repercutir en la vida del amplio espectro de las especies marinas, en la pesca y en los patrones climáticos. Las olas de calor que tienen lugar bajo el océano, explican los expertos en clima, pueden ser el desencadenante de una presión letal sobre el amplio conjunto de los ecosistemas de arrecifes, que son altamente vulnerables al calor , en cualquier lugar del mundo donde se encuentren.
Qué opinan los científicos de este particular y letal fenómeno
Dan Smale, biólogo y ecologista marino miembro del Grupo de Trabajo Internacional de Olas de Calor Marinas, explica que las ráfagas de calor intensas, cortas y rápidas, son letales para la biodiversidad marina dado que no le dan el tiempo necesario a las múltiples especies para dirigirse hacia zonas oceánicas más frescas. “En las aguas del Océano Atlántico Norte ya pueden verse las consecuencias del aumento de la temperatura, que se traduce en una notable reducción del fitoplancton” afirma el Dr. Smale . El krill, el fitoplancton y otras numerosas especies marinas son de vital importancia dado que son el eslabón principal de sustento de la cadena alimentaria en todas las regiones marinas y contribuyen de modo significativo en la absorción del dióxido de carbono de la atmósfera por parte de la masa oceánica.
En líneas generales, los expertos sostienen que la continuación de las olas de calor intraoceánicas es una señal muy preocupante de cómo está avanzado con su letalidad el cambio climático. El Dr Dan Smale , incluso es más extremo en su apreciación y sostiene que aún si en la Tierra se dejara de expulsar dióxido de carbono a la atmósfera mañana, los océanos continuarían elevando la temperatura de sus aguas en los años venideros.
«Como experto y estudioso de la biodiversidad marina y con profundos conocimientos acerca del impacto del cambio climático en el mar, observo con mucha preocupación cómo se desarrollan estos fenómenos con su propia lógica , y que son particularmente letales para todo el abanico de la rica fauna y flora marina. Me preocupa que lo que se está viviendo bajo la superficie de los océanos y todo el perjuicio que esto ocasiona a las especies marinas, no pueda ser equilibrado a tiempo y aún así, su impacto letal permanezca por largas décadas activo en los océanos.Por ello,poner un freno al cambio climático debe para la Humanidad la prioridad nro 1 hoy” finalizó el Dr. Smale.