Estudios recientes han visibilizado que el margen de fondos destinados a la conservación de la biodiversidad en el planeta es insuficiente. Si bien hay mayor conciencia gubernamental en lo relativo a realizar inversiones en este sentido, aún necesitan ser multiplicadas por cinco.
En el umbral del siglo XXI , la humanidad debe comenzar a enfrentar problemáticas clave para asegurar su permanencia en el planeta. La Tierra seguirá su marcha maltrecha y herida , y, aún así . continuará existiendo. Pero, es evidente que el hombre no lo hará de seguir en este ritmo acelerado de pérdida masiva de biodiversidad.
Queda muy claro, que detener lo antes posible la pérdida de biodiversidad acarrea muchos beneficios concretos, tanto económicos como de otro tipo, y entre éstos, se incluye la calidad de vida que el hombre lleva en el planeta. ¿De qué le servirá su voracidad depredadora cuando no pueda respirar el aire o el calor lo abrace irremediablemente?. Aún así, con estas evidencias en puerta , cuando se trata de financiar la protección de la naturaleza, todavía estamos muy lejos de lo que necesitamos. La siguiente sección resume las investigaciones recientes que ayudan a visualizar cuán grande es en la actualidad la brecha de financiamiento de la biodiversidad por parte de los gobiernos y organismos de carácter privado.
Para comenzar, el documento o ‘Informe Dasgupta’ del Tesoro del Reino Unido brinda un marco económico actualizado y útil a la hora de comprender cómo la economía mundial está integrada en la naturaleza y por qué nuestras instituciones y mercados no valoran, invierten ni protegen de manera adecuada la naturaleza. El informe presenta el capital natural como un activo, similar al capital construido y al capital humano, y explica con evidencia contundente cómo el mundo está administrando mal su cartera de activos cuando invierte poco en la naturaleza.
Esto se debe a múltiples factores que actúan en conjunto y que por ello han liberado fuertemente su acción destructiva. Graves omisiones , fallos institucionales y de mercado , sumado a la incapacidad de valorar de manera adecuada los servicios que la naturaleza proporciona de forma gratuita son parte de estas graves fallas . Dentro del marco legal, es muy evidente la dificultad de definir y hacer cumplir los derechos de propiedad. Una cuestión central que implica que los recursos naturales no deben quedar en manos de privados, sino que los gobiernos deben procurar hacer el mejor uso social de los mismos.
Informe del Instituto Paulson (2020)
A nivel de la financiación global , los gastos para la conservación medioambiental son escasos. El reciente informe que data de septiembre de 2020 realizado por el Instituto Paulson, conocido bajo el nombre de The Nature Conservancy cuantificó la brecha entre los niveles de gasto actuales y lo que se necesitaría anualmente para proteger la biodiversidad más importante.
También, el informe cuantificó el nivel de gasto que se invierte hoy día en la transición a un sistema de agricultura, silvicultura y pesca sostenibles. Los autores han calculado que esta «brecha de financiación de la biodiversidad» es, en promedio, de 711,000 millones de dólares por año, equivalente al 0.8 % del PIB mundial. Por otro lado, el gasto mundial actual en biodiversidad es de 133,000 millones de dólares, en comparación con una necesidad total de 844,000 millones de dólares. Datos fácticos que implican que los gobiernos y el sector privado deben multiplicar la financiación por más de cinco .
Como esencial aporte a la sociedad, el informe brinda algunas recomendaciones que considera fundamentales y las presenta agrupadas en tres categorías, a saber: reducir el daño a la biodiversidad, generar nuevos ingresos y catalizar mayores beneficios haciendo un uso diferente de los fondos existentes. Las recomendaciones específicas incluyen reformar los subsidios perjudiciales; expandir los productos financieros ecológicos; y aumentar la inversión en infraestructura natural.
Los gobiernos deberán liderar los procesos de financiación y conversión medioambiental.
Desde los comienzos, la gran mayoría de los fondos para la conservación de la biodiversidad han procedido de los gobiernos. Pero, el informe señala que si bien existe un gran potencial para que el sector privado ayude a cerrar la brecha de financiamiento de la biodiversidad, la acción del gobierno es clave y principal. Los autores concluyen: «El sector privado puede y debe desempeñar un papel protagónico, pero los gobiernos deben allanar el camino. Los gobiernos son los responsables de establecer el entorno normativo adecuado, incentivos inteligentes y estructuras de mercado para catalizar los flujos financieros del sector privado hacia la conservación de la biodiversidad y apoyar los esfuerzos de las empresas privadas para promover la producción agrícola, forestal y pesquera sostenible en sus cadenas de suministro». La clave estará en el esfuerzo y trabajo conjunto de todos los organismos gubernamentales con el apoyo y compromiso esencial del sector privado.