enero 26, 2025

Un amplio abanico de calamidades ambientales riega el territorio del Brasil. Entre ellos, se destacan los altísimos índices -como nunca antes en la historia- del aumento de incendios y de la deforestación en la cuenca amazónica. 

Entre los desafíos de Brasil para la segunda mitad de 2024, la degradación del medio ambiente, que ya se encuentra pasando una altísima factura a la región , se ha convertido en una parte central de la agenda del gobierno. 

Los datos en materia de deforestación, relevados por PRODES ( el Programa de Monitoreo Satelital de la Deforestación en la Amazonía Legal) en noviembre de 2023, indicaron una reducción de la deforestación en todo el territorio brasileño que alcanzó un 22,38% entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de julio de 2023. Pero, según los expertos, las cifras no mencionan la deforestación que tuvo lugar en los meses siguientes, entre septiembre y octubre, cuando el estado de Amazonas padeció el peor índice de incendios de los últimos 25 años, que se calculan en alrededor de 9.000 focos. 

La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, no obstante, comentó con satisfacción los avances en materia de deforestación reflejados en las estadísticas de Prodes. “Hemos llegado a estos resultados positivos que marcan una baja en el índice de deforestación porque el Ibama (Instituto de Recursos Naturales Renovables y Ambientales de Brasil) y el ICMBio (Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad) han aumentado sus controles en alrededor de un 200%”, dijo la ministra. En concreto, el aumento de los controles en el Amazonas se traducen en un aumento de las multas que en caso del Ibama son del 100% y el ICMBio en un 320%.

Combatir el cambio climático es prioridad número 1

Frenar el cambio climático para frenar los incendios en la Amazonía, es la clave para el resguardo de lo que queda en pie del gran pulmón verde del mundo. “La mejor manera de abordar el problema de los incendios forestales en la Amazonía, desde la base, es seguir reduciendo las emisiones de CO2, no sólo en Brasil, sino a nivel global. Debe ser un esfuerzo conjunto. No se trata sólo del flagelo de la deforestación. Se trata también de la transformación hacia la sustentabilidad de la energía, la industria, el transporte, el uso del suelo y la agricultura. Todos estos sectores industriales tienen objetivos propios en materia de reducción de emisiones de CO2”, destacó Marina Silva 

Un reciente estudio brasileño publicado en la revista científica Regional Environmental Change muestra que los embalses de la ecorregión del Cerrado, se están secando y están perdiendo su capacidad de abastecer a los principales ríos del Brasil. Se estima que el Cerrado-una ecorregión que abarca el 22%del territorio de Brasil- aporta alrededor del 47% del agua al río Paraná y un 70% al río São Francisco , además de alimentar los ríos Araguaia, Madeira, Tocantins y Xingu.

En las últimas dos décadas, se ha producido una importante reducción de las precipitaciones en todo el bioma del Cerrado. En el 2001, la precipitación media global fue de unos 1.400 milímetros y en el 2019 de unos 1.000 milímetros. Las razones son múltiples. Por un lado ha influido la intensificación y la expansión del anticiclón subtropical del Atlántico Sur sobre algunas áreas de la región. Pero, por otro , ha tenido gran impacto el uso agrícola de estas tierras. La parte de esta región que fue convertida en tierras para desarrollos agrícolas aumentó un 120% entre 2000 y 2019, pasando de 10,28 millones a 22,8 millones de hectáreas. El cultivo de soja -altamente rentable- es el que más ha crecido , de 5,7 millones se ha expandido a 16,8 millones de hectáreas, pero otros, como el café y la caña de azúcar también han aumentado.

Más incógnitas que soluciones para una región clave del planeta 

Como respuesta activa, a finales de noviembre de 2023, el gobierno brasileño anunció un plan de preservación del bioma del Cerrado en la Amazonía. Entre las iniciativas anunciadas, figuran la realización de mayores controles de las autorizaciones para la tala de vegetación autóctona otorgadas por estados y municipios. También, se prevé un aumento del cuerpo de inspectores para verificar la legalidad de la deforestación y una ampliación de las zonas a proteger. Sin embargo, los expertos en materia ambiental coinciden en señalar que la degradación de estos territorios ha sido un camino barranca abajo y que su recuperación podría llevar décadas. Pero, de no actuar hoy y de modo urgente,más temprano que tarde, Brasil y el planeta en su totalidad sentirán los impactos abrumadores de la degradación de la Amazonía.