El país tiene todas las condiciones para crear un modelo de desarrollo económico sostenible que explote, fortalezca y proteja su diversidad natural única.
La vida en nuestro planeta surgió mucho antes del advenimiento de la humanidad. Hace casi cuatro mil millones de años surgió la primera especie, mientras que los humanos solo se convirtieron en parte del ecosistema hace apenas dos millones de años. Nuestra presencia inicial podría caracterizarse como modesta. Subsistíamos con frutas y raíces para el sustento básico. Luego el hombre comenzó a emplear troncos para proveerse de fuego y de calor. Más tarde , fue desarrollo la confección de prendas en base a las pieles de animales.
Luego de la revolución cognitiva y tecnológica que ocurrió hace 70,000 años, los humanos han podido extraer medicamentos de diversas especies de plantas, introducir genes resistentes a la sequía en los cultivos, identificar anticuerpos con el potencial de combatir el Covid-19 y están a punto de crear vacunas dentro de los tejidos vegetales. Todos estos logros se realizaron utilizando solo el 1% de la biodiversidad del mundo.
Ahora, los efectos negativos de esta revolución sobre la biodiversidad son ampliamente reconocidos. Durante el último siglo, la degradación de la biodiversidad ha alcanzado un nivel crítico, dando como resultado la extinción estimada de aproximadamente el 20% de todas las especies.
Cambiar nuestra forma de ver y tratar a la biodiversidad del planeta
Para revertir los efectos nocivos, un método a considerar, es la apreciación, valoración y cuidado de la biodiversidad que guarda el planeta. Después de todo, hemos enumerado varios bienes y servicios que se derivan de él.
Sin embargo, estos avances no siempre reconocen plenamente el valor esencial del concepto de «ecosistema» que sustenta estos productos básicos. En términos más simples, si un producto no abarca los principios de «conservación de la biodiversidad», no debe considerarse un producto legítimo.
Argentina cuenta con una amplia gama de ecosistemas, como el Parque Chaqueño, las Yungas, la Selva Paranaense y la Selva Andina Patagónica. Estos diversos hábitats son el hogar de unas 10.000 especies de plantas vasculares, 250 especies de reptiles y alrededor de 400 mamíferos autóctonos. Sin embargo, a pesar de esta gran variedad de biodiversidad, hasta la fecha solo un puñado de especies han sido reconocidas por su valor económico.Nuestro país posee en la actualidad las capacidades tecnológicas esenciales para convertir la amplia gama de diversidad biológica dentro de nuestras fronteras en productos innovadores para uso global.
Biodiversidad argentina para el mundo
Ahora esta amplia gama de productos nacionales , no solo hablan de la naturaleza y cultura del país, sino que pone en evidencia que sus propiedades y métodos de producción están científicamente comprobados. Además, tienen un alto valor agregado y un impacto social positivo en las regiones donde se originan estos recursos genéticos. Pero principalmente tienen un efecto positivo sobre la biodiversidad.
Muchos biólogos que han viajado por el país y estudiado la biodiversidad argentina han descubierto que cada producto local que era elaborado en las diversas regiones, habían producido grandes cambios y beneficios en ellas.
Por ejemplo, en el Norte, está el caso de la ropa que es tejida en base a fina lana de vicuña, actividad que ayudó a restablecer las poblaciones silvestres de este animal en las tierras altas de Jujuy. Otro ejemplo actual es la elaboración de productos para el cuidado del cabello que contribuyen al cuidado sostenible de La Rioja . También, está el caso de los aceites esenciales obtenidos de plantas patagónicas que son la base de la industria del perfume del mundo; y la miel de la Sierra del Chaco, que es exportada a todas las regiones del planeta.
Valorar e incentivar el desarrollo de las economías locales
Todos los productos anteriormente mencionados tienen un denominador común: son productos derivados de la diversidad biológica argentina y poco a poco van encontrando un lugar en el mercado internacional.
Ciertamente hay muy pocos países donde encontramos esta rara combinación de fuerzas productivas . Argentina es un país privilegiado que aún tiene un largo camino por recorrer y en donde se podrían desarrollar alimentos funcionales a partir de cultivos andinos, productos fitoterapéuticos a partir de hierbas medicinales de la selva misionera, o cosméticos a partir de plantas patagónicas.
Argentina presenta un panorama con una amplia gama de productos para desarrollar gracias a su abundante , rica y diversa biodiversidad. A esto se suma la opción de agregar características que avalen su calidad única como certificados de materia prima orgánica, certificados de cumplimiento del Protocolo de Nagoya y de denominación de origen.
Por ello, el desafío hoy radica en promover un modelo de desarrollo económico que demuestre que economía y biodiversidad pueden ir juntas y beneficiarse mutuamente. Un modelo casi único en el mundo. Y ya estamos dando los primeros pasos.