El deshielo de un iceberg antártico de una estructura supergigante, alteró la salinidad y la temperatura del océano Austral. Los científicos advierten que por el calentamiento del planeta este tipo de eventos altamente nocivos para la vida marina , serán cada vez más frecuentes.
Se llama A-68 y es un iceberg gigante, uno de los mayores jamás registrados. Su veloz derretimiento a la deriva de su marcha oceánica, ha causado cambios permanentes ,significativos y muy perjudiciales para la biodiversidad del océano Austral, según indica la comunidad científica internacional.
Lo que ha ocurrido es equivalente a una gran catástrofe para la vida marina que tiene una explicación no muy compleja. Ocurre que los icebergs gigantes van liberando agua de deshielo fría y fresca, a medida que realizan su peregrinaje de mar impulsados por las corrientes oceánicas. Este flujo de agua constante y de gran magnitud, hace que las condiciones del océano (sus valores de salinidad y temperatura) sean alteradas a su paso. Cuando ese fenómeno es muy importante, como en el caso de A-68, las perturbaciones de las condiciones físicas del agua de los océanos pueden ser enormes.
Lo cierto es que el derretimiento del colosal iceberg A-68 impactó con gran magnitud en el océano alrededor de la isla Georgia del Sur, ubicada en la región de la subantártida. Este impacto modificó significativamente la salinidad y la temperatura del océano Austral, con consecuencias potencialmente graves para esta zona de gran importancia ecológica.
Un derrotero de agua dulce de graves consecuencias para la biodiversidad
En 2020, el iceberg supergigante A-68, con un tamaño similar al de Luxemburgo, que se había desprendido de la plataforma de hielo Larsen C en 2017, desvió su curso muy cerca de la isla Georgia del Sur antes de empezar a fragmentarse, liberando siderales volúmenes de agua de deshielo fría y fresca en una superficie relativamente pequeña en esa región.
Científicos del British Antarctic Survey utilizaron datos aportados por satélites para observar cómo el derretimiento del iceberg A-68 afectó la temperatura y la salinidad de la superficie del océano.
El equipo de observación indicó que el agua de deshielo causaba anomalías extremas en ambos parámetros (salinidad y temperatura) en las aguas en la superficie del océano. Se registraron temperaturas de hasta 4,6 °C más frías que la media. La salinidad disminuyó en más de 11 psu (una forma de medir las cantidades de sal en el agua), lo que implica que la superficie del océano elevó su salinidad en aproximadamente dos tercios de su medida normal.
El impacto en la ecología oceánica
Los científicos se mostraron muy preocupados por los efectos que las grandes cantidades de agua dulce y fría liberada por el iceberg A-68 puedan tener en la vida de la fauna y flora marina. Este volumen sideral de agua dulce y fría, actúa como una gran bomba, detonando grandes alteraciones en la ecología marina, incluyendo modificaciones en la distribución de metales y nutrientes esenciales que están presentes en las aguas.
Por ejemplo, el agua dulce de deshielo al tener hierro disuelto, es un factor positivo que puede favorecer el crecimiento de plantas microscópicas (fitoplancton) que forman la base principal de la red alimentaria del océano. Pero, sin embargo, también puede acarrear grandes desequilibrios,al alterar la salinidad y la temperatura , dos condiciones claves que no se deben modificar en la superficie del mar para que los nutrientes y la flora marina, base alimenticia de muchas especies, puedan prosperar.
Esta señal de agua dulce, rastro del iceberg derretido , pudo ser detectada mucho más allá de la isla Georgia del Sur. La masa de agua dulce derretida fue transportada por las corrientes marinas formando una larga columna que se extendía a más de 1.500 kilómetros a través del Atlántico Sur.
Esta señal de agua, se cree, fue afectando de modo significativo, a su paso, las condiciones de todas las áreas del mar que atravesó. También se pudo verificar que el rastro de esta agua de deshielo tardó mucho tiempo en desaparecer: luego de dos meses de que el iceberg se desintegrara podía ser detectada en océano .
Los científicos esperan que la capacidad de resiliencia del mar actúe de modo rápido, efectivo y eficaz para poder compensar los desbalances en su equilibrio vital producidos por el paso de A-68, por el bien de toda su abundante y rica biodiversidad