Miles de personas en todo el mundo están ayudando a salvar al pez más grande del mundo: el tiburón ballena
Al tomar fotografías de tiburones ballena, estos «científicos ciudadanos» brindan a los científicos información de importancia acerca de su localización y las rutas migratorias de la población de tiburones gigantes.
Los tiburones ballena están en peligro de extinción y se estima que su población ha disminuido más del 50% en todo el mundo en los últimos 75 años.
Aunque los tiburones ballena están protegidos en muchos países, la industria pesquera los continúa matando: son capturados deliberadamente por sus aletas (la sopa de aleta de tiburón es un manjar en algunas partes de Asia) y son víctimas de la captura incidental, especialmente en las áreas marinas de pesca de atún, donde los tiburones ballena y los atunes nadan juntos.
Los tiburones ballena también están amenazados por la extracción de petróleo y de gas, por los choques con barcos y el cambio climático.
Ciudadanos alrededor del planeta , científicos y operadores turísticos de tiburones ballena de todo el mundo, se están sumando datos de modo espontáneo al sistema que utiliza tecnología de la NASA para mapear su ubicación y rastrear sus movimientos.
Hoy en día, la base de datos contiene más de 70.000 entradas de más de 50 países, lo que lo convierte en uno de los proyectos colaborativos más grandes del mundo.
Aventuras con peces de tamaño colosal
A pesar de su enorme tamaño (los tiburones ballena pueden alcanzar hasta 20 metros (65 pies) de largo), estos gigantes de mar no representan una amenaza para los nadadores. Se alimentan de plancton y pequeños animales marinos y viajan a velocidades de hasta cinco kilómetros, lo que le permite acercarse a los buceadores.
Norman ha estado estudiando estas criaturas que se han convertido en su pasión, durante más de 25 años. Entre sus experiencias cuenta que nadó con tiburones ballena por primera vez, en las aguas turquesas del arrecife Ningaloo frente a la costa norte de Australia Occidental. «Fue una de las experiencias más increíbles que he tenido», recuerda. «Nunca olvidaré ese momento.»
Ese tiburón ballena, apodado Stumpy por su cola un poco deformada , fue la primera foto de entrada en la colección de fotografías de Norman creada en 1995.
Posteriormente, la biblioteca fotográfica inaugurada por Norman fue administrada por la organización conservacionista ECOCEAN, que se convirtió en la base de The Wildbook for Whale Sharks.
Stumpy, es un nadador lento, relativamente fácil de rastrear, dice Norman. «Lo veo casi todos los años y… le digo: ‘Buenos días, compadre, ¿cómo estás?’
Desde que tuvo la experiencia de nadar con un tiburón ballena por primera vez , Norman ha nadado miles de veces más y dice que sigue disfrutándolo cada vez.
¿Por qué la tecnología de la NASA funciona para los tiburones ballena?
Las imágenes de tiburones ballena enviadas a la biblioteca de The Wildbook se analizan mediante un algoritmo que escanea las manchas y rayas en la piel del animal, que son tan únicas como una huella digital humana, dice Norman. El algoritmo reconoce al tiburón buscando en la base de datos un patrón coincidente.
Adaptado de la tecnología desarrollada para el programa del Telescopio Espacial Hubble de la NASA, el algoritmo funciona para los tiburones ballena porque las marcas en su piel forman patrones que se asemejan a las estrellas en el cielo nocturno.
Norman dice que la información sobre las ubicaciones de los tiburones ballena y las rutas migratorias influyen en las decisiones sobre estrategias para salvar sus vidas. «Es muy importante que el público ayude a nuestro proyecto», dice
¿Nadar con tiburones ballena es positivo para ellos?
Norman dice que «alienta a cualquiera que tenga la oportunidad de nadar con un tiburón ballena a que lo haga». Pero el número creciente de barcos y buzos en áreas de asentamiento de tiburones ballena pueden ser problemáticos.
Norman advierte que hoy se debe buscar minimizar el impacto sobre los tiburones. En Australia Occidental, las excursiones con tiburones ballena están estrictamente reguladas, lo que limita en ocasiones, el número de personas y embarcaciones permitidas en el agua cerca de los animales, y una parte de las ventas se destina a la industria del tiburón ballena.
Sin embargo, la regulación y la aplicación de la ley son más débiles en otros lugares, por ello la creación de un organismo supranacional que supervise sus poblaciones en cada región marina del mundo se hace cada vez más necesario.