enero 19, 2025
Agricultores locales cultivando variedades tradicionales de maíz y otros alimentos en un campo

La conservación de la biodiversidad de los alimentos es crucial para proteger las tradiciones culinarias y la forma de vida de comunidades en todo el mundo.

En su libro “Eating to Extinction o Comer hasta la extinción” un periodista viaja a remotos rincones del planeta para conocer comunidades que cultivan y preparan alimentos tan únicos y en peligro, como su forma de vida. Unas páginas iluminadoras que son un legado de la importancia de conservar la biodiversidad de los alimentos.

Las laderas del volcán Etna en Italia producen exquisitas naranjas, mientras que Venezuela provee al mundo de cacao criollo. China es conocida por su arroz rojo, y las montañas de Oaxaca en México son el hogar del sabroso maíz.

Según Dan Saladino, periodista y escritor , autor del libro “Comer hasta la extinción” estos alimentos en peligro de extinción tienen un significado más allá de ser un mero medio de supervivencia. Estas creaciones culinarias son el resultado del ingenio, la creatividad y el conocimiento acumulado transmitido a lo largo de innumerables generaciones de agricultores y cocineros.

A lo largo de milenios, nuestros predecesores se dedicaron al cultivo, modificación y domesticación de varios cultivos, haciéndolos aptos para el consumo. Sin embargo, este extenso abanico de variedades de cultivos se enfrenta actualmente a la amenaza de extinción.

Existen alrededor del mundo muchas variedades de un mismo alimento.

En su libro «Comer hasta la extinción» ,Saladino emprende un viaje por varias regiones del globo. En sus páginas , refleja de modo caleidoscópico cada experiencia cultural y culinaria vivida a lo largo del viaje. Allí, se encuentra con sociedades que cultivan y cocinan alimentos distintivos, únicos, que están en peligro de extinción, al igual que sus formas de vida.

En el análisis del periodista, se enfatiza la magnitud de las pérdidas que estamos viviendo y se emite una advertencia sobre nuestro actual sistema de producción de alimentos. Saladino asegura que este sistema, caracterizado por su alta intensidad, está directamente relacionado con la degradación ambiental que estamos presenciando

“Dentro de las páginas de mi libro, cuento la narrativa del surgimiento de estos alimentos en particular. Profundizo en cómo sirvieron como un medio para que las comunidades resistieran y prosperaran en diversos paisajes y terrenos. Además, exploro el profundo impacto que estos alimentos tuvieron en la identidad y cultura de las poblaciones que los adoptaron”explica el autor.

“Al examinar en detalle la variedad de alimentos y bebidas propios de una comunidad, lo hago desde una óptica científica y pongo la lupa en aspectos como la innovación acaecida y en el particular significado cultural como sustento esencial de ese alimento. Esto se debe a que la comida sirve como representación global de los aspectos importantes de la vida de una comunidad” subrayó Saladino respecto del contenido de su libro.

Los alimentos y las raíces profundas de los hombres

En el libro se puede conocer también la labor de Cary Fowler, el científico detrás de la concepción del banco global de semillas en Svalbard, Noruega ártica. Fowler, describe vívidamente una experiencia personal muy conmovedora . Cuenta cómo numerosos visitantes del banco de semillas se emocionan hasta las lágrimas al darse cuenta de que las semillas almacenadas en él no solo son producto del trabajo de sus propios antepasados cercanos, sino también del trabajo de muchísimas generaciones pasadas. Esta conexión emocional con las semillas evoca una perspectiva casi espiritual de la comida. Una conexión muy profunda con nuestros alimentos, con lo que comemos a diario. 

Saladino, afirma que el desarrollo del método Haber Bosch para crear fertilizantes sintéticos y el auge de los monocultivos, son solo dos ejemplos de los muchos cambios que se produjeron en la agricultura durante el siglo XX.

A medida que este tipo de agricultura se afianza y gana terreno en todo el mundo, se van perdiendo grandes áreas de biodiversidad. Los acuíferos, lagos y ríos se han contaminado y los suelos se fueron agotando. Por eso, el actual sistema de producción de alimentos resulta a largo plazo muy caro.

La importancia de preservar la biodiversidad de los alimentos

Para el autor, la buena noticia es que no se han producido hambrunas a pesar de que la población mundial se ha duplicado desde la década de 1970. Pero ,afirma que debemos cambiar urgente los sistemas agrícolas de producción de alimentos que lleva a un agotamiento de los recursos.

En la segunda mitad del siglo XX se creía que el problema alimentario se resolvería con una solución tecnológica, nueva genética, sistemas de riego que utilizan mucha agua, fertilizantes químicos. Pero ahora , es evidente que el sistema alimentario único que hemos creado es costoso y produce muchos gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. 

“Creo que tenemos que ser humildes y admitir que la ciencia y la tecnología han aportado grandes soluciones , pero también han creado muchos problemas en el campo de la producción de alimentos. Un primer argumento para salvar la diversidad de las variedades de cada especie tradicional (maíz, choclo, papa) es que quizás en el futuro se puedan encontrar muchas soluciones en la diversidad genética de los alimentos cultivados durante miles de años, por ejemplo plantas más resistentes a enfermedades o al aumento de la temperatura.

“Los científicos afirman que la vida de este sistema de cultivo agrícola muy intensivo fue relativamente corta y nos dio tiempo para planificar una estrategia a más largo plazo. Y creo que ahí es donde estamos ahora. Los gigantes de la agricultura y la ciencia deben pensar en el desarrollo de sistemas de producción de alimentos en armonía con la naturaleza por nuestra salud y la salud del planeta. Ese es el gran desafío a encarar para los tiempos venideros” finalizó el autor