enero 20, 2025

Son bancos que guardan la memoria de gran parte de la biodiversidad del planeta. Operan como reserva de semillas y plantas para el futuro . Allí, podrán dirigirse los científicos ante una emergencia natural, o cuando una especie se haya extinguido para poder rescatarla. 

Cuando un ciclón azotó la isla de Fiyi en 2016, la primera gran prioridad fue la seguridad alimentaria de la población. Por ello, el gobierno local solicitó la ayuda urgente a un centro a miles de kilómetros de distancia, ubicado en Lima.

El Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en la capital peruana, respondió con celeridad enviando a Fiyi un mensaje concreto de esperanza en la forma de pequeñas plantitas dispuestas en tubos de ensayo, que posibilitaron al archipiélago del Pacífico reiniciar la producción de un cultivo esencial.

Esta historia muestra claramente por qué es crucial que copias de la biodiversidad del planeta sean guardadas en forma segura.

Bancos de semillas y plantas

Los bancos de semillas tradicionales cumplen con este invaluable propósito. Los dos más importantes, el Banco de Semillas del Milenio ubicado en el Jardín Botánico de Londres,(Kew Gardens) , y en el Ártico noruego, en el archipiélago de Svalbard, existen cámaras subterráneas que trabajan sin descanso para conservar especies clave , que deben operar como un auxilio seguro en caso de una catástrofe global o local.

Pero, a pesar de estos invaluables esfuerzos, existe un gran problema. Muchas plantas cruciales para el sustento del hombre y la preservación de los ecosistemas dada su fragilidad, no pueden ser conservadas en los bancos de semillas tradicionales.  

Cultivos tan significativos e importantes como la papa, el banano, el camote, el café, el cacao, los cítricos, y también casi la mitad de los árboles de la selva amazónica, entre muchas otras especies, necesitan otra vía de seguridad para su conservación a muy largo plazo. Este tipo de flora es resguardada en los «criobancos».

Cómo funciona un criobanco

En estos centros o criobancos se emplean técnicas de conservación a frío extremo denominadas de «criopreservación» . Esto permite la salvaguarda de copias de especies clave , verdaderos tesoros de la biodiversidad global. Y hoy, realizar este procedimiento es más urgente que nunca antes en la historia. El hombre a diario es testigo de cómo va avanzando el deterioro del planeta y la pérdida de hábitats y sus especies debido al cambio climático. 

Los criobancos son, como sugiere la palabra, bancos donde almacenamos recursos valiosos en nitrógeno líquido a una temperatura de menos 196 grados. 

«La temperatura es unas diez veces menor que en el congelador o congelador de un frigorífico normal», cuenta a Greenpeace Daniel Ballesteros, experto en criopreservación y profesor de estudios de conservación de la Universidad de Valencia. 

Casos aptos para el criobanco

El investigador señaló que sólo en tres casos hay plantas que necesitan almacenamiento en frío, porque no son aptas para ser conservadas en los bancos de semillas tradicionales. 

 1- El primer caso se refiere a cultivos que no se propagan fácilmente mediante semillas, como los plátanos y las papas. Aquí, la reproducción es «clonal» : se producen copias idénticas a partir de una pequeña parte de la planta. Las patatas o papas no se propagan por semillas, pero una pequeña parte de la planta se utiliza para producir clones. 

 2- Otras plantas que necesitan criobancos son las plantas que producen semillas pero que son «resistentes o recalcitrantes», como se las llama y que no soportan el secado por métodos convencionales. En los bancos de semillas convencionales, las semillas se secan hasta que su contenido interno de agua sea de aproximadamente del 3 a 7 por ciento , explicó Ballesteros. Y luego se las congela a unos 20 grados bajo cero. 

3- El tercer caso de especies que necesitan de criobancos es el de las plantas como el café, los cítricos o la papaya y muchas orquídeas, cuyas semillas no son rebeldes y pueden secarse con menos del 20% de contenido de agua. Si se almacenan a -20 grados, tienen problemas de longevidad y se deterioran muy rápidamente.

Contrarrestar la carrera contra la extinción 

«El almacenamiento en frío es el método de almacenamiento del futuro», afirma Daniel Ballesteros, y agrega que «estamos corriendo contra la extinción de muchas especies. Es muy triste que muchas plantas ya no puedan vivir en condiciones naturales debido a la actividad humana, la destrucción del medio ambiente y los cambios en las condiciones climáticas. Algunos ejemplares que tenemos, en el banco del CIP, ya no existen en su estado natural».

Sin embargo, el Dr Ballesteros siente orgullo por su trabajo, y, aunque personalmente no vea los frutos inmediatos, en el futuro, contar con las especies que se guardan en el banco serán la clave para el rescate de la invaluable y maravillosa biodiversidad terrestre.