

En los últimos 15 años, América Latina sufrió la pérdida de tres especies únicas dentro del abanico de su asombrosa y abundante biodiversidad. Cada una de las especies perdidas, es irremplazable dentro de su ecosistema base y debilita a todo el conjunto. Ante este panorama, Greenpeace alienta a no dejarse vencer por el desaliento y accionar reforzando los esfuerzos en cada punto de la región.
América Latina es una región que ha sido dotada por la Madre Naturaleza, con una riqueza sobreabundante en fauna y flora. Un gran vergel, que aún posee regiones inexploradas por el hombre que guardan , se cree, especies jamás vistas por el ojo humano. La contracara de esta realidad, es que algunas especies de la región no han corrido con la misma suerte y solo serán conocidas por las próximas generaciones mediante fotos y videos, dado que ya se han extinguido.
Desde el año 1992, la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció que cada 22 de abril se celebre el día internacional de la Madre Tierra y este año, particularmente, se hará foco en la preservación de las especies que en la actualidad, están siendo más duramente afectadas por el impacto ambiental producto del accionar del hombre sobre la Tierra.
Hoy Greenpeace te presenta a las tres especies que habitaban suelo latinoamericano y que se han extinguido:
Especie Nro 1 : El guacamayo azul
El guacamayo azul es un ave tropical de inaudita belleza y su presencia en su hábitat natural, dejó de verse hace ya casi 20 años. Su plumaje tornasolado de azul intenso, es su particular distintivo y su mayor “desgracia” natural. Muchos, conocieron a esta ave en la gran pantalla, ya que cobró fama por aparecer en la película animada «Río» de Disney en 2011.
Esta especie endémica de majestuoso Brasil se extinguió en su estado salvaje en el año 2000, debido a la deforestación en su entorno natural y a la caza ilegal para ser comercializada como ave exótica debido a su peculiar belleza, según reveló la organización Bird Life en septiembre de 2018.
La pizca de esperanza que arroja el reporte es que, aunque la especie está extinta en su estado natural , todavía existen entre 60 y 80 guacamayos azules que sobreviven en cautiverio en reservas del Brasil.
Especie 2 : la tortuga gigante de Pinta
El tamaño de este ejemplar no amedrentó a ningún cazador ya que su especie, es una de las más tranquilas y mansas dentro del reino natural: la tortuga. El último ejemplar de esta colosal especie , la Pinta- cuyas dimensiones impactaron a todos los que con ella se toparon- vivía en las islas Galápagos, en el meridional Ecuador. Su nombre era George , el solitario, y murió el 24 de junio de 2012 por el desgaste propio de su edad que superaba los 100 años.
Este último ejemplar de tortuga gigante Pinta de las Galápagos, pasó la mayor parte de su larga vida sin otro compañero de su misma especie. El resto, había sido diezmado mucho tiempo atrás debido a la cacería desmedida por dos razones : para comer su sabrosa carne y comercializar su caparazón, altamente cotizado en el mercado.
Tras la muerte de este ejemplar único, un equipo internacional de científicos logró secuenciar su genoma completo y descubrió, con gran asombro, que poseía variantes relacionadas con la reparación del ADN, como una excelente respuesta inmunológica y la supresión de células cancerígenas. Estas características, según los expertos, podrían ayudar en los estudios comparativos de la longevidad en los humanos. “George, el solitario, aún nos está enseñando lecciones de gran valor para la Ciencia” destacó Agdalisa Caccone, científica del Equipo de Investigaciones del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Yale.
Especie 3: El sapo dorado
Este tipo de anfibio de color rojizo dorado, fue una de las primeras víctimas del calentamiento global. Su hábitat natural eran las charcas del bosque nuboso Monteverde ubicado en Costa Rica que se secaron abruptamente, provocando un colapso en la biodiversidad de la región . Esto ocurrió debido a un cambio drástico en la temperatura de esa porción de terreno que impidió se formara la particular capa de neblina que las protegía en sus charcas, según explica el Centro Científico Tropical (CCT) de Costa Rica.
La última vez que este anfibio fue visto, data del año 1989. En 2008, el CCT hizo una expedición al interior de los bosques costarricenses para buscar algún sobreviviente y al no hallar ningún ejemplar, lo declararon extinto.
«El cambio climático representa hoy el mayor desafío para el futuro de la humanidad y los ecosistemas que hacen que nuestro mundo sea un lugar habitable», declaró Kathleen Rogers, presidenta de la ONG ambiental Earth Day Network. “Nuestra más grande misión debe estar ahora en la protección de cada especie, ya que sus funciones son únicas para el mantenimiento del equilibrio global”cerró la experta.